Sección de Enseñanza de Valencia

Sindicato de Oficios Varios de Valencia (reconstituido en abril de 2009)

Un licenciado en Historia pelea por abrir una escuela libertaria en Cijuela (Granada)


La gran mayoría de padres y profesores se quedarían atónitos ante la idea de imaginarse a un grupo de niños correteando a sus anchas por el colegio, sin ningún tipo de horarios, clases asignadas o exámenes cada trimestre. Imaginarse a niños que viven bajo una anarquía escolar es algo prácticamente impensable para la gran mayoría de la sociedad, pero este sistema pedagógico existe en nuestro país desde hace ya más de un siglo.

Las escuelas libertarias aparecieron de la mano de Francesc Ferrer i Guardia, pedagogo libertario que inauguró la primera escuela moderna en 1901 en Barcelona, ganándose así la enemistad de los sectores conservadores y la Iglesia Católica. Este tipo de educación alternativa a la oficial ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Actualmente estas escuelas se definen por creer firmemente en que la enseñanza reglada perjudica a las personas, independientemente de que ésta sea pública, privada, laica o religiosa. Para los libertarios la enseñanza oficial moldea las mentes de los individuos para hacerlos sumisos al poder establecido, a la vez que eliminan el espíritu crítico y fomenta el autoritarismo e individualismo.

Cada escuela libertaria tiene su propia personalidad, pero parten de la base de unos principios comunes, opuestos a toda enseñanza reglada. Como bien indica su nombre el más importante es el principio de libertad, que no es compatible con el de la irresponsabilidad, a ello le unimos el respeto y apoyo mutuo. Fomentan el ansia por saber, sin obligar bajo ningún concepto la canalización de información, sino que el profesor, llamado adulto, respeta en todo momento el ritmo de autoaprendizaje y educación individual. Estos principios suelen aplicarse fundamentalmente en lo que se llama proceso de socialización, que implica a niños de entre tres y ocho años. Según los libertarios, “todo ser humano despierta la curiosidad por saber, y ese es su propósito durante esta fase, no enseñar, sino ayudar a los niños a educarse a sí mismos, que quieran aprender por el mero hecho de tener una vida más plena”.

El proceso intelectual llega cuando el alumno comienza a interesarse y a realizar preguntas. Cualquier tema por el que muestre interés se complementará con otros aspectos intelectuales. Si a alguien le gusta la pintura, no sólo aprenderá arte, sino que también conocerá aspectos como de dónde proviene el material que utiliza para realizar sus trabajos (química) o la formación de los colores.

Proyecto emergente en Granada

Hace algo más de cinco años llegó a Granada Daniel Ferrí Ruiz, licenciado en historia, con la idea de crear aquí una escuela de carácter libertario. Un proyecto que ya dispone de un terreno en el municipio de Cijuela. Daniel deja claro que, a pesar del carácter anarquista que define a estas escuelas, en ningún momento intentan adoctrinar a los niños. “No deseamos crear libertarios o anarquistas, en la biblioteca existen libros de todo tipo, desde profundos pensadores anarquistas a autores de extrema derecha”, dice. Destaca también “la suma importancia que conlleva la relación con la naturaleza, la comprensión de la misma, el respeto hacia ella y la capacitación de los niños para poder vivir y cultivar de ella sin destruir el ecosistema”.

En una escuela libertaria todos son importantes y existen en la menor medida posible los cargos piramidales. Todos aprenden de todos, niños y adultos, existe siempre una relación recíproca, un feedback de conocimiento. Para ello, crean asambleas de discusión y promueven los debates para despertar en los pequeños la capacidad crítica y convertirse así en personas libres y autónomas.

Daniel, o “Chuck”, como le conocen sus amigos, está a la espera de poder llevar a cabo su proyecto, ya que, como es lógico, no recibe ayudas públicas y la financiación sale de aquéllos que creen en la causa: poder ofrecer una enseñanza gratuita y en su defecto, lo más barata posible.

Se podrá estar más o menos de acuerdo con este modelo pedagógico, pero lo cierto es que, guste o no, nunca un niño podrá ser libre en su totalidad, y por lo tanto, no lo podrá ser en su vida de adulto, porque todos, absolutamente todos, somos influenciados desde el preciso momento en que nacemos, porque somos la consecuencia de unos actos ajenos. Nos convertimos en lo que somos condicionados por un adulto, entorno o cultura. Un libertario siempre será libre dentro de los parámetros de esa libertad condicionada.

Para contactar con l@s responsables del proyecto enviar un email a: amordeloba@hotmail.com

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